El año 2019 mis criaturas hicieron 16 y el otro 18, el año que tomé conciencia que quería decir “soltar el hilo y empezar a volar”.
Es habitual escuchar de muchos padres y madres decir: “Ahora no, pero cuando en Marco haga tres años entonces haremos…”, o “cuando en Marco haga seis será diferente porque…”, “Los nuevo haremos…”, ” enfocados en aquello que será el niño en un futuro, dejando de vivir el presente, esperando que cambie aquello que no acepten. Fen suposiciones de cómo irán las cosas, y sobre estas van creando soluciones. Pero realmente el que acaba pasando no es ni el 50% de aquello que habíamos especulado o supuesto, precisamente porque no hay un argumento que sea un cimiento objetivo, si no que son solo pensamientos o ideas de aquello que podría ser. Y cuando no pasa aquello que esperamos que pase nos genera frustración, rabia y queja.
El que los otros deciden hacer no está en nuestras manos, y si queremos que nuestros niños sean personas independientes tenemos que dejar de controlar el que ellos y ellas hacen, y si nos empecinamos a dirigir sus vidas tomarme mal. Nosotros, los adultos somos el vehículo porque ellos puedan llegar este mundo, y nuestro trabajo se acompañarlos a que encuentren su camino. Durante la etapa de la infancia tenemos que construir unos buenos cimientos, hace falta dalos de recursos para que las criaturas tengan las suficientes herramientas para decidir el que querer hacer con su vida. Ellos tienen que saber que nosotros siempre estaremos a su lado, ni delante ni detrás, ni estirando ni empujando.
Pasa con un instante, de repente voces que ha desaparecido la criatura, a casa ya no ves aquel chiquillo, ya no ves aquel niño, sino de repente voces a una persona que te mira en los ojos, y te habla de una manera diferente, y tú para escucharla ya no te hay que agacharte, y puedes mantener una discusión, una conversación inteligente y enriquecedora. Está tan alta como tú, y te continúa hablando pero tú no lo escuchas perque en este momento estás más atenta de escuchar tus pensamientos, que te dicen: cómo lo has hecho?, como has llegado hasta aquí?, donde es la criatura?, qué aquello que te está explicando tu hija o tu hijo de dieciséis años.
Te das cuenta que ha creado sus propios criterios, sus puntos de vista, sus opiniones, muy diferentes de las tuyas, y que muchas no las compartes, pero es precisamente por eso, porque sus criterios su muy diferentes de tus vuelo decir que has hecho el trabajo muy hecho. Pues le has dado aquello que necesita para resolver las dificultades de la vida, espíritu crítico y autonomía emocional. Te das cuenta, que ya puedes soltar el hilo porque ella pueda volar suela.
Y cuando soltara sientes mareo, angustia, tristeza, miedo, mucho miedo, como si te encontraras ante un acantilado. En aquel preciso momento aparecen muchos sentimientos desadaptativos, pero a los que no te puedes permitir quedarte atrapada, porque esta vida no se la tuya es la suya. Todo cambia cuando tomas conciencia del porque estás soltando, entonces aparece el Amor y otros sentimientos como la satisfacción, el orgullo, y la libertad. Es el momento de soltar para estimar.
«Soy semilla de cambio»