¿Cuando haremos un proceso de Coaching ?

Artículo del periódico «El 3 de Vuit» fecha 24 de mayo de 2013.

Hay frases como: Yo soy así. No puedo cambiar. No lo conseguiré. Yo no tengo suerte en la vida, ellos si … que dirán si me ven actuar así !! Los ricos son insoportables! El jóvenes son unos desagradecidos, Si no me defiendo abusan de mí, …

Estas frases son pensamientos que las personas nos formulan a nosotros mismos, y que nos dicen como somos nosotros y cómo vemos el mundo exterior. Estos pensamientos tienen una gran fuerza, pueden llegar a ser nuestro peor enemigo.

Estos pensamientos se le dicen creencias. Una creencia es una opinión de la que estamos plenamente convencidos y además con mucha intensidad. Las creencias están basadas en opiniones que se toman como hechos. Opiniones que provienen del pasado, que se formulan en el presente y que nos condicionan el futuro.

Son opiniones que acabamos convirtiéndose en hechos, desgraciadamente para nosotros, y esto se llama la “profecía autocumplidora”.

Dependen de qué creencias tengamos, funcionaremos de un modo o de otro en la vida. Es decir que: cómo nos relacionamos con las demás personas, como construimos nuestra familia, como trabajamos, en definitiva como construir nuestra vida dependerá de las creencias que tengamos.

No tenemos creencias sino que las creencias nos tienen a nosotros, nos tiñen nuestra vida.

Cuando estamos en una fase en que tenemos un reto, un objetivo pero nuestros pensamientos nos dominan y nosotros no los dominamos a ellos, es cuando necesitamos hacer un proceso de Coaching. Las creencias resultan notablemente difíciles de cambiar, pero no imposibles. Con el Coaching es posible.

Es imposible cambiar un mundo que no observamos, luego al poner sobre la mesa las creencias que están limitando al cliente a conseguir su objetivo, ayudará al cliente a que pueda ver su conflicto desde otra perspectiva.

No habrá proceso de Coaching si el cliente no está comprometido en su reto, es decir, que el cliente está dispuesto a romper con el viejo pensamiento limitante y sustituirlo por uno nuevo y potenciador.

Soy semilla de cambio